(Primera parte)
Y es que la magia está por todas partes: no cesa de dar lo mejor que tiene para que en algún momento le prestemos la atención que se merece…nos envuelve, pero cuando llevamos el impermeable de la inconsciencia, del dolor, del sufrimiento, nos resbala.
Cuando nuestra consciencia se expande, cuando aceptamos abrirnos a estas otras realidades se abre la visión interna y por ende nuestro corazón. Y descubrimos que somos parte de ella. Cuando logramos este despertar, ya no podemos dejar de mirarla, disfrutarla…
¿Qué otra cosa podríamos hacer?
La naturaleza es la gran enciclopedia, la mayor biblioteca viva de la que disponemos para recordar que somos uno, que todo está conectado y que cuando vivimos desconectados de ella, estamos también desconectados de nuestra esencia, de lo que somos. Ella te cuenta todo lo que necesitas saber para ser libre y vivir en paz.
Descubrir esta realidad nos brinda la oportunidad de acceder a los portales que existen en la naturaleza y esto nos facilita la reconexión con nuestra alma, con el amor.
Esta reconexión nos ofrece la posibilidad de celebrar la vida cada instante, como lo hacen esos espacios naturales y sus formas de vida.
¿Cuántas veces, cuanto tiempo dedicas a celebrar la vida?
Ciertamente, para llegar a esta fase de nuestra evolución, hay que liberar muchos «cables», muchos programas, pactos, creencias, salir del juego de la mente para no sucumbir a sus trampas.
Ser capaz de ver con los ojos del corazón toda esa belleza nos lleva a apreciarla y por lo tanto a agradecer.
Agradecer ya implica que somos conscientes de esa realidad…agradecer lo de fuera ya es un paso clave para pasar a la parte esencial: agradecerte a ti, lo que eres, lo que haces, los pasos que das cada instante para superar retos, adversidades, miedos.
Agradecer a cada célula, cada molécula, tejido, órgano, átomo su existencia en nosotros potencia la comunicación interna y ese amor, activa esa potente vibración en todo nuestro interior ¿para qué? No solo para elevar la vibración sino también para despertar nuestro poder de auto-sanación.
Nos pasamos la vida haciendo, controlando, perfeccionando, sin tiempo para esa respiración consciente de agradecimiento a uno mismo. Tanto hacer, tanta acción sin premio nos hace ser inconformistas, nunca es suficiente porque no hemos recibido ese bálsamo de reconocimiento personal, ese regalo tras cada paso…por lo que parece que siempre hay que hacer algo más, nunca es suficiente.
¿Has visto los domadores de fieras como tras cada acción premian a sus leones, a las focas, pájaros o cualquier otro animal? Y tú, ¿Cuántas “sardinas” te das al día por cada acción, por cada paso, por cada superación?
Sin premio somos insatisfechos.
¿Cómo subsanarlo?
Concediéndote esa respiración consciente, sintiendo un profundo agradecimiento hacia ti. Solo nos lleva unos segundos. Pero estos segundos son los que marcan la diferencia entre la insatisfacción, la constante necesidad de superación, exigencia sin límites y la paz interior, la felicidad.
Este es el mejor regalo que puedes entregar cada día a tu niño interior, triste, castrado, recluido en el fondo de un cuarto oscuro…en alguna parte de ti, olvidado. Porque un día, no se sabe muy bien cuando, como, porqué, ese niño deja de jugar, de ver la magia, de disfrutar y cede el paso al adulto serio, perfeccionista, rígido, con necesidad de superarse, tener éxito, triunfar, ganarse la vida mientras sus sueños se disipan y la magia se desvanece. Entonces, las preocupaciones, el trabajo, las responsabilidades ocupan los puestos predominantes de nuestro camino.
Así se envenena el alma, así nuestros cables se hacen más y más fuertes, nuestra desconexión más fuerte.
SEGUNDA PARTE:
¿Cómo liberar a ese niño?
La respuesta está en reconectar con la magia, la naturaleza y belleza que nos rodea, en darnos la oportunidad de soltar esos cables que encadenan nuestra mente, nuestro corazón.
¡¡¡La buena noticia es que se puede salir de ahi!!!
¿En qué momento de tu vida desapareció ese niño para dar paso al adulto? A ese personaje serio, controlador, perfeccionista, aburrido…¿Cuando dejó la vida de ser divertida, un juego, la suma de instantes mágicos en la que todo despertaba tu interés?
¿Qué interés tiene ser tan perfecto y serio, tener éxito, superarte, competir? En tu interior hay un niño, una niña que pide a gritos ser libre, que se la reconozca para jugar, disfrutar, reir, mientras tu Yo Soy se hace cargo de todo lo demás…y dejar de HACER para SER, dejar de controlar, para dejar el espacio al disfrute.
Es algo que podemos postergar cuanto queramos, “desaprovechando” las 24 horas que el creador nos regala día tras día o podemos «reconocer» a este niño, abrazarle, y permitirle Ser. El «descableo» te ayudará a reconectarte con él. (Más info en: El Código Origen)
Nuestro día se vuelve tan rutinario que hemos olvidado aprovecharlo, pensando que como habrá muchos más, ya lo haremos, y seguimos así en esa vida que hemos creado.
Despertar la consciencia es la llave que nos hace libres.
Ser consciente significa transformarse en observador de la realidad en lugar del protagonista, pasar del Ego a la Consciencia. Entonces se activa la Gratitud y el mundo se vuelve más amable, la magia y la belleza hacen su aparición.
Siempre estuvieron presentes, pero nuestro presente no coincidía con el suyo, asi es que pasaban de largo. Nuestra pantalla no contemplaba estas realidades porque decidíamos proyectar oro tipo de información, otras situaciones.
Todo está aquí, todo el cosmos está presente aquí y ahora, pero nuestra vista nublada por otra información, otro enfoque no nos deja acceder a esas otras realidades donde la multi-dimensionalidad y la MAGIA existen y aguardna a que nuestra visión interior se expanda para ver esos “escenarios vivos multi-dimensionales” llenos de información para expandir nuestra consciencia y reconectar con nuestra esencia divina.
Los “escenarios” o portales están por todas partes. A medida que vamos despertando del letargo y sueño de la “creencia de la dualidad” , de la separación subimos peldaño a peldaño por cada uno de ellos.
Imagina por un momento un lugar donde hay un árbol. Cuando vamos dormidos pasamos por delante sin verlo. A medida que realizamos cambios internos, al pasar de nuevo por delante le vemos.
Luego sentimos la necesidad de tocarle, seguimos despertando…queremos conectar y comunicarnos con él…luego descubrimos que es un Guardián del lugar…siempre estuvo allí, pero no podías verle.
Descubres que a pocos metros hay otro similar, son 2 guardianes custodiando un Portal o Templo de Luz…y así sucesivamente hasta que logramos ver todo el bosque, sus elementales, la multi-dimensionalidad…
Todos estuvieron siempre ahí…pero pasabas por delante sin verles porque tu visión, tu mente estaba en otra parte.
Los Viajes Mágicos son oportunidades de vivir y recordar estos espacios naturales mágicos, para recuperar esa visión para sentir, tocar, aprovechar toda esa magia que reside en CADA UNO DE NOSOTROS, en los escenarios de la naturaleza, y recuperar así la alegría, la posibilidad de reconectar con tu niño interior ávido de jugar y Ser Mago.
Este viaje a tu interior, a redescubrirte, te ayudará a vivir cada día como un regalo. Al fin habrás vivido cada segundo intensa y conscientemente. ¿Acaso tenemos algo mejor que hacer?